Las primeras experiencias afectan al desarrollo del cerebro, que crea los cimientos para todo el aprendizaje, el comportamiento y la salud futuros. Así como una base débil compromete la calidad y la solidez de una casa, las experiencias adversas a temprana edad, pueden afectar la arquitectura del cerebro con efectos negativos que duran hasta la edad adulta.
El desarrollo del cerebro comienza antes del nacimiento y es muy importante durante los tres primeros años de vida. Las células del cerebro son materias «en bruto», como los ladrillos son una materia prima en la construcción de una casa. Las experiencias e interacciones de un niño ayudan a construir la estructura, instalar el cableado y pintar las paredes. La herencia (naturaleza) determina el número básico de «neuronas» (células nerviosas del cerebro) con las que nacen los niños y su disposición inicial.
Al nacer, el cerebro de un bebé contiene 100 mil millones de neuronas, aproximadamente tantas células nerviosas como estrellas hay en la Vía Láctea, y casi todas las neuronas que tendrá el cerebro. El cerebro comienza a formarse durante el embarazo, aproximadamente tres semanas después de la concepción. Antes del nacimiento, el cerebro produce billones más de neuronas y «sinapsis» (conexiones entre las células cerebrales) de las que necesita. Durante los primeros años de vida, el cerebro sufre una serie de cambios extraordinarios.
En el cerebro, las neuronas están ahí al nacer, así como algunas sinapsis. A medida que las neuronas maduran, se forman más y más sinapsis. Al nacer, el número de sinapsis por neurona es de 2.500, pero a los dos o tres años, es de unas 15.000 por neurona. El cerebro elimina las conexiones que rara vez o nunca se utilizan, lo cual es una parte normal del desarrollo del cerebro.
Las “ventanas de aprendizaje” son períodos sensibles en la vida de los niños en los que tienen lugar tipos específicos de aprendizaje. Estamos hablando de esos momentos críticos, en los que ciertas partes del cerebro desarrollan una enorme neuroplasticidad, para aprender más y más rápido determinados aprendizajes. Por ejemplo, los científicos han determinado que las neuronas de la visión comienzan a enviar mensajes de un lado a otro rápidamente entre los 2 y 4 meses de edad, alcanzando un pico de intensidad a los 8 meses. No es una coincidencia que los bebés comiencen a notar el mundo durante este período.
Los científicos creen que el lenguaje se adquiere más fácilmente durante los primeros diez años de vida. Durante estos años, los circuitos en el cerebro de los niños se configuran para entender su propio idioma. La exposición repetida de un bebé a las palabras claramente ayuda a su cerebro a construir las conexiones neuronales que le permitirán aprender más palabras en adelante.
El idioma se puede aprender de muchas formas, como conversaciones casuales, canciones, rimas, lectura, música, vídeos, películas, narración de historias y mucho más. La estimulación temprana prepara el escenario para que los niños aprendan e interactúen con otros a lo largo de la vida. Las experiencias de un niño, buenas o malas, influyen en las conexiones de su cerebro y su sistema nervioso. Las interacciones afectivas con adultos que se preocupan, estimulan fuertemente el cerebro de un niño, lo que hace que las sinapsis crezcan y las conexiones existentes se fortalezcan. Las conexiones que se utilizan se vuelven permanentes.
Si un niño recibe poca estimulación desde el principio, las sinapsis no se desarrollarán y el cerebro hará menos conexiones.
Las capacidades cognitivas, emocionales y sociales están inextricablemente entrelazadas a lo largo del curso de la vida.
El cerebro es un órgano altamente integrado y sus múltiples funciones operan en coordinación entre sí. El bienestar emocional y la competencia social proporcionan una base sólida para las habilidades cognitivas emergentes, y juntas son los ladrillos y el cemento de la arquitectura del cerebro. La salud emocional y física, las habilidades sociales y las capacidades cognitivo-lingüísticas que surgen en los primeros años, son importantes para el éxito en la escuela, el lugar de trabajo y en la comunidad en general.
El estrés tóxico debilita la arquitectura del cerebro en desarrollo
Lo que puede conducir a problemas de aprendizaje, comportamiento y salud física y mental de por vida.
El estrés puede volverse tóxico cuando un niño tiene experiencias frecuentes o prolongadas como abuso, negligencia o pobreza sin el apoyo de un adulto. Cuando los adultos están presentes para apoyar las experiencias de un niño y ayudar a que disminuyan los niveles de estrés, los factores estresantes pueden ser tolerables. Los ejemplos de estrés tolerable incluyen la pérdida de un ser querido, una enfermedad o lesión, o la pobreza cuando un adulto que se preocupa, ayuda al niño a adaptarse. Algunas tensiones también se consideran tensiones positivas, como cuando se siente un poco de miedo o tristeza, o desafíos cotidianos.
En experiencias de estrés positivo, el sistema puede volver a un estado de calma en un período de tiempo relativamente corto. Cuando los niños se enfrentan a estrés, trauma físico o emocional, la hormona cortisol se libera. Los niveles altos de cortisol pueden hacer que las células cerebrales mueran y reducir las conexiones entre las células en ciertas áreas del cerebro, dañando los circuitos vitales del cerebro. En otras palabras, el cableado de la casa puede dañarse gravemente o estar mal conectado si un niño está expuesto a un estrés repetido y prolongado sin la ayuda de un adulto que lo cuide. Los bebés con vínculos emocionales fuertes y positivos con sus cuidadores muestran niveles consistentemente más bajos de cortisol en sus cerebros.
Cuidado diario del cerebro de los bebés
La investigación sobre el desarrollo temprano del cerebro y la preparación escolar sugiere las siguientes pautas para el cuidado de los niños pequeños:
- Garantizar la salud, la seguridad y la buena nutrición: busca atención prenatal regular; amamantar si es posible; asegúrate de que tu bebé tenga controles regulares y vacunas oportunas; proteger los lugares donde juegan los niños; usa un asiento para el automóvil siempre que tu hijo viaje en coche.
- Desarrolla una relación cálida y afectuosa con los niños: demuéstrales que te preocupas profundamente por ellos. Expresa que estas orgullosa por quiénes son. Ayúdales a sentirse seguros y protegidos.
- «Saque y resto»: como en un partido de tenis, la forma en que respondas a las señales y pistas de un bebé, marca una gran diferencia en su aprendizaje. Observa sus ritmos y estados de ánimo, incluso en los primeros días y semanas de vida. Responde a los niños cuando estén molestos o felices. Trata de comprender lo que sienten, lo que le dicen (en palabras o acciones) y lo que están tratando de hacer. Abrázales; juega con ellos de una manera que te permita seguir su forma de hacerlo. Acércate cuando quieran jugar y déjalo cuando parezca que han tenido suficiente estimulación.
- Reconoce que cada niño es único: ten en cuenta que desde que nacen, los bebés tienen temperamentos diferentes, que crecen a su propio ritmo y que este ritmo varía de un bebé a otro. Al mismo tiempo, ten expectativas positivas sobre lo que pueden hacer y mantente en la creencia de que todos los bebés pueden tener éxito.
- Hablar, leer y cantar: Rodéalos de lenguaje. Mantén una conversación continua con ellos sobre lo que estáis haciendo. Cántale, pon música clásica, cuéntale historias y lee libros. Pide a los niños pequeños y en edad preescolar que adivinen lo que vendrá después en una historia. Juega a juegos de palabras. Hazle preguntas a los niños pequeños y en edad preescolar que requieran más que un sí o un no, como «¿Qué piensas sobre esto?» Pídele que se imaginen cosas que hayan sucedido en el pasado o que puedan suceder en el futuro. Proporcionales materiales de lectura y escritura, incluidos crayones, papel, libros, revistas y juguetes. Estas son experiencias clave antes de la lectura.
- Fomenta la exploración, su curiosidad y el juego seguros: dale oportunidades para moverse, explorar y jugar (y prepárete para intervenir si corren el riesgo de lastimarse a sí mismos o a otros). Ayúdale a explorar las relaciones también. Haz lo posible para que pase tiempo con niños de su misma edad y de otras edades, para que refuerce su aprendizaje a la hora de resolver los conflictos que inevitablemente puedan surgir.
- Usa la disciplina para enseñar: coméntales sobre lo que parecen estar sintiendo y enséñales palabras para describir esos sentimientos. Deja en claro que si bien es posible que no te guste la forma en que se comportan, los amas. Explícale las reglas y consecuencias de su conducta para que pueda entender los «por qué» después de lo que le pides que haga. Dile lo que quieres que haga, no solo lo que no quieres que haga. Explícale cómo su comportamiento afecta a los demás.
- Establece rutinas: crea rutinas y rituales para momentos especiales durante el día como la hora de comer, la hora de la siesta y la hora de acostarse. Trata de ser predecible para que los niños sepan que pueden contar contigo.
- Participa en el cuidado infantil y preescolar: Mantén contacto cercano con sus profesores del cole o centro infantil, sobre lo que están haciendo o aprendiendo. De vez en cuando, especialmente durante las transiciones, pasa tiempo con tu hijo mientras otros lo cuidan. Las relaciones afectivas que forman fuera del hogar se encuentran entre las relaciones más importantes que tienen.
- Limita la televisión: limita el tiempo que los niños pasan viendo programas de televisión, así como el tipo de programas que ven.
- Cuídate a ti misma: puedes cuidar mejor a los niños pequeños cuando tu también te cuidas. Aprende a lidiar con esos factores estresantes para que puedas ayudar a tu hijo a aprender también. El bienestar de tu hijo depende de tu salud y felicidad.
Conectando | Qué esta pasando | Qué puedes hacer | Ventana de aprendizaje |
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Visión | Los bebés pueden ver al nacer, claramente y con discriminación, especialmente objetos (como rostros humanos) de 20 a 25 centímetros de distancia. Al enfocar ambos ojos en un solo objeto más alejado, el desarrollo de la percepción de profundidad y la coordinación mano-ojo lleva más tiempo. El brillo y el movimiento son visibles a cualquier distancia. | No es necesario comprar juguetes en blanco y negro elegantes o de alto contraste para estimular la visión. Pero los exámenes oculares regulares, que comienzan a las dos semanas de edad, pueden detectar problemas que, si no se corrigen, pueden hacer que un ojo débil o sin usar pierda sus conexiones funcionales con el cerebro. | La visión debe ejercitarse desde el principio para un buen desarrollo. La agudeza visual se desarrolla desde el nacimiento hasta aproximadamente los 6 o 7 años; La visión binocular se desarrolla entre 1 y 3 años. |
Sentimientos | Algunos de los primeros circuitos que construye el cerebro son los que gobiernan las emociones. Las dos primeras emociones son opuestas: sentirse tranquilo y relajado y sentir angustia y tensión. A partir de los dos meses de edad, estos comienzan a evolucionar hacia sentimientos más complejos. | Ofrécele un cuidado amoroso, que le dará al cerebro del bebé el tipo adecuado de estimulación emocional. Descuidar a un bebé puede provocar patrones de ondas cerebrales que atenúen los sentimientos de felicidad. El abuso puede producir ansiedad, estrés excesivo y, de hecho, puede dañar el cerebro en desarrollo. | Las emociones se desarrollan en capas, cada una más compleja que la anterior. La respuesta al estrés se desarrolla de inmediato, desde el nacimiento hasta los 3 años; La empatía y la envidia comienzan a desarrollarse durante el segundo año hasta aproximadamente los 10 años. |
Idioma | Antes del nacimiento, un bebé aprende la «melodía» de la voz de su madre. Durante los primeros seis años, su cerebro establecerá los circuitos necesarios para comprender y reproducir un lenguaje complejo. Un niño de seis meses puede reconocer los sonidos de las vocales que son los componentes básicos del habla. | Los bebés nacen interesados en escuchar las voces humanas y la tendencia a producir balbuceos. Hablar con un bebé, especialmente en el estilo de habla aguda y cantarina conocido como «Parentese», acelera el proceso de aprendizaje de nuevas palabras y ayuda a los bebés a conectar objetos con palabras. | Las habilidades lingüísticas son más agudas al principio, pero aumentan a lo largo de la vida. El reconocimiento del habla comienza desde el nacimiento hasta los 6 o 7 años; el vocabulario comienza a crecer durante el segundo año y continúa hasta la edad adulta. |
Movimiento | Al nacer, los bebés se mueven de forma desigual e incontrolable. Durante los próximos cuatro años, el cerebro perfeccionará los circuitos necesarios para alcanzar, agarrar, sentarse, gatear, caminar, correr y saltar. | Dale al bebé la libertad de explorar dentro de límites seguros. Alcanzar objetos ayuda al cerebro a desarrollar la coordinación ojo-mano y ayuda a los músculos a aprender patrones de acciones. Tan pronto como su hijo esté listo para ellos, actividades como dibujar y tocar el violín o el piano ayudarán a desarrollar las habilidades motoras finas. | El desarrollo de las habilidades motoras comienza con los músculos más grandes (como el cuello, los brazos y las piernas) y se mueve hacia los músculos cada vez más pequeños (como los dedos de las manos y los pies). Las habilidades motoras básicas comienzan a desarrollarse poco después del nacimiento; La habilidad motora fina comienza a desarrollarse en la segunda mitad del primer año. La habilidad de digitación musical se abre alrededor de los 5 años. |
Fuentes: Center on the Developing Child, Harvard University. Judith Graham, The University of Maine.
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